lunes, 12 de enero de 2015

Zoom, de Istvan Banyai


El universo de Banyai se erige en Zoom sin poder dejar indiferente al interpretador, no digo lector para no crear confusión a quien quiera y se atreva a adentrarse en la mente paranoide del ilustrador húngaro. El argumento, aunque pueda parecer sencillo, está estructurado en una compleja amalgama de situaciones que se contextualizan bajo un marco cada vez más amplio.

De un modo, sin lugar a dudas, fílmico, Banyai nos presenta en la primera página de su obra un cuerpo semi-estrellado, que resulta ser nada más y nada menos que la cresta de un gallo, y que el espectador no es capaz de interpretar hasta que pasa a la siguiente ilustración, de manera que el hilo de la historia se encuentra supeditado precisamente a eso: a dejarse llevar en un zoom inverso que permite la observación discrecional de lo que está ocurriendo y a manejar diversos universos superpuestos (a modo de muñeca rusa) para discernir la realidad de la ficción.

El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos, de Jon Scieszka e ilustrado por Lane Smith

Este libro es todo un desafío, ya empezando por un título largo y provocativo.
Nada está donde se espera que esté. Es una reflexión continua sobre la forma de contar historias.
Juega a través de las letras, de la estructura del libro, de la estructura clásica de un cuento, con los estereotipos, con las ilustraciones, básicamente con todo.

El índice se ha caído y aparece después del primer cuento y la dedicatoria está al revés porque nadie suele leer estas cosas, además hay páginas que se han quedado en blanco.
Busca la transgresión y la complicidad del lector. Y lo logra, el lector inmediatamente se involucra, participa y hace uso de los intertextos de todos los cuentos infantiles que conoce.

La composición, de Antonio Skármeta con ilustraciones de Alfonso Ruano



Pese a los inexistentes “había una vez”, “fueron felices” o “colorín colorado”, el cuento de Skármeta promete embaucar a pequeños y grandes con su silenciosa historia dentro de una Historia muchas veces silenciada. La composición llega en 1998 recomendado para un público de 8 años en adelante y narra un fragmento de la vida de Pedro, un niño chileno que vive con sus padres bajo un régimen dictatorial.

A primera vista, el contenido del cuento podría no parecer apto para niños ya que estamos acostumbrados a acallar temas delicados cuando se trata de hablar a los más pequeños. No obstante y sin querer darnos cuenta, esto produce en ellos el efecto contrario, pues su imaginario se llena de conceptos ambiguos, de ideas obscuras pero, sobre todo, de conocimientos equivocados.

Esa es, precisamente, la sensación que transmite el personaje protagonista de esta historia, ya que en primera persona nos narra desde una perspectiva, más impresionista que expresionista, su propia percepción de la realidad. No es de extrañar que para Pedro el mundo que le rodea sea desconocido puesto que es tan solo un crío. Pero, poco a poco, notamos cómo ese niño se muestra confuso a la hora de abordar temas de los que forma parte, aunque de manera pasiva. Sus padres le han protegido de cada uno de los elementos desagradables y le han ocultado información compleja por la misma razón: por no ser más que un crío.
De la mano de la inocencia infantil, Skármeta nos ofrece la oportunidad de dar a conocer a nuestros alumnos una situación tan complicada como la que se vive bajo una dictadura. Sin necesidad de contar con elementos violentos ni con sentimentalismos estereotipados, La composición consigue introducir de manera natural conceptos como la democracia o el proceso militar, además de valores como la importancia de la comunicación entre padres e hijos o la sinceridad entre amigos.

A pesar de su estética infantil, este cuento será capaz de conmover a cualquiera, sea cual sea su edad. Por ello, es cien por cien recomendable a todos aquellos niños grandes que estén dispuestos a adentrarse en la sencillez de sus diálogos, a disfrutar de la candidez de sus ilustraciones y a apreciar todos y cada uno de los matices que se esconden bajo sus breves e inocentes frases.


Rebeca Castañer Berenguer

¡Te pille, Caperucita!, de Carles Cano

LOBO.- «Y colorín colorado, este cuento se ha acabado.»
CERDO.- No, no podemos.
LOBO.- ¿Por qué?
CERDO.- Porque esta historia es vanguardista, y no podemos ser tan antiguos.


Si hay algo que todos conocemos son las versiones infantiles de los cuentos populares que forman parte del imaginario social de la mayoría de la población occidental. Sin embargo, esta tradición literaria que cuenta con numerosas adaptaciones para el público infantil, muchas veces es rechazada por el mismo. El éxito de esta obra de teatro quizás se deba a que Carles Cano vuelve a invitar a estos personajes cotidianos a la acción, ya no para que la repitan sino para que la vivan pero en condiciones y situaciones actuales. Quizás aquí estaría la clave de su innovación, estos personajes al cambiar de género literario también cambian, de alguna forma, de vida.

Carles Cano (Valencia, 1957) es autor de Literatura Infantil y Juvenil y licenciado en Filología Catalana, ha trabajado como profesor de lengua y literatura durante más de veinte años y ha participado en numerosos festivales como cuentacuentos. La obra teatral ¡Te pillé, Caperucita! se publicó por la editorial Bruño en 1995 y en 2014 se publicó su 20º edición, por otro lado, ha sido reconocida con varios premios nacionales: Lazarillo 1994, Lista de Honor de la CCEI 1996, Samaruc 1996, y el internacional Mirlo Blanco de la International Jugent Bibliothek de Munich 1996.

La Ciudad de las Bestias, de Isabel Allende

 La escritora chilena Isabel Allende, nacida en Perú en 1942 durante una estancia por trabajo de sus padres en el país, está considerada en nuestros días como la autora viva en lengua española más leída del mundo.

Su trayectoria literaria comenzó con la publicación de cuentos infantiles, si bien fue su primera novela, La casa de los espíritus, publicada en 1982, la que la llevó a alcanzar la fama internacional. En la actualidad, el nombre de Allende va ligado a La casa de los espíritus, hasta el punto de que es lectura obligatoria en 2º de Bachillerato para preparar la Selectividad.

El caso que aquí nos ocupa, La Ciudad de las Bestias, es un ejemplo de cómo las obras de Allende pueden ser perfectas para trabajar en los institutos. Su estilo, sencillo pero lleno de recursos estilísticos que embellecen el texto, proporciona textos de calidad. Sus historias, relacionadas con temas como el amor, la amistad, la superación, etc., son capaces de crear un nexo entre los personajes y los adolescentes que las lean, de forma que podamos servirnos de ellas para crear lectores literarios.