lunes, 12 de enero de 2015

El apestoso hombre queso y otros cuentos maravillosamente estúpidos, de Jon Scieszka e ilustrado por Lane Smith

Este libro es todo un desafío, ya empezando por un título largo y provocativo.
Nada está donde se espera que esté. Es una reflexión continua sobre la forma de contar historias.
Juega a través de las letras, de la estructura del libro, de la estructura clásica de un cuento, con los estereotipos, con las ilustraciones, básicamente con todo.

El índice se ha caído y aparece después del primer cuento y la dedicatoria está al revés porque nadie suele leer estas cosas, además hay páginas que se han quedado en blanco.
Busca la transgresión y la complicidad del lector. Y lo logra, el lector inmediatamente se involucra, participa y hace uso de los intertextos de todos los cuentos infantiles que conoce.

Pero no deja de sorprenderse, ya que todo es diferente y los finales no son siempre los “finales felices” que conocemos. Por ejemplo, el patito feo seguirá siendo feo de grande y la rana no se convierte en príncipe al ser besada.
El narrador tampoco es el típico narrador, tiene nombre y se relaciona con los personajes de los cuentos y hasta aparece en uno.
Aquí tenemos otro ejemplo, una gallina que se escapa de su cuento y se coloca en la contraportada y aparece antes del primer cuento, va a ser amonestada por el narrador que está intentando poner orden a unas historias que van a contracorriente. Hasta tal punto que Caperucita Roja y el Lobo se unen en contra del narrador porque les fastidió la historia adelantando lo ocurrido.
El narrador no es muy bueno contando historias se olvida de cosas (de hecho el último cuento no aparece al salirse del índice), tiene sentimientos, se enfada, siente miedo, intenta negociar con sus personajes.
Los personajes hacen cosas que no les son propias y en general no se sigue ningún modelo de comunicación narrativa. Se nos rompen todos los esquemas.
El gigante, se cansa de ser el eterno engañado y quiere contar su propia historia.
Los cuentos conocidos como El patito feo, Cenicienta, El príncipe hechizado, se convierten en otros nuevos, tocados por el humor y la irreverencia.
En el cuento de Juan el de la habichuela en aprietos,  las voces del narrador y del personaje se diluyen, no hay jerarquía como en los relatos clásicos, en los que el narrador es el que lleva la voz cantante.
Además, se introducen varias voces que intentan contar versiones distintas del mismo hecho.
Hasta la tipografía hace lo que le da la gana y a veces es grande, a veces pequeña, a veces se va encogiendo a medida que se acaba la página. Otras va creciendo según crezca el personaje del cuento.

La gallinita roja escribe en rojo y el gigante escribe en mayúsculas muy grandes.
Las historias hablan entre sí y las ilustraciones contienen muchas imágenes. Incluso se mezclan historias como la de la Cenicienta y la de Rumpelstiltskin (el enano saltarín). Fusionando su nombre a Cenisaltarina. Y, lo que es todavía peor, no tiene ocasión de ir al baile a conocer a su príncipe.
Deja finales abiertos, no sabemos si Cenicienta se casa o no, se independiza, estudia o sigue para siempre con la madrastra y sus hermanastras.
Caperucita también nos sorprende, cambia su vestido y capa por unos pantalones cortos rojos y corre más rápido que el lobo.
No fabrica el mismo final para todas las protagonistas de un cuento, es como en la vida misma.
El cuento que da nombre al álbum está al final y trata de un hombrecito fabricado de queso y apesta tanto que nadie lo quiere retener.
Los autores de este álbum ilustrado nos brindan la oportunidad de leer los cuentos de otra manera, con una mirada más profunda, y sobre todo, con mucho humor.


Los autores son:
Jon Scieszka, nacido en Flint, Michigan, el 8 de septiembre de 1954. Ha sido profesor como su padre. Su lema de trabajo y principio de guía en la escritura es “nunca subestimes la inteligencia de tu audiencia”. Actualmente vive en Brooklyn, N.Y.

Lane Smith, Ilustrador norteamericano. Nació en 1959 en Tulsa, Oklahoma. Creció en Corona, California. Estudió Diseño. Ilustrador para prensa y revistas, además de autor de álbumes infantiles.
Reflexiones finales:
Este álbum, según los autores, es para cualquier edad.
Yo también lo creo así, aunque para 1º y 2º de ESO viene muy bien para analizar y cuestionar la formulación de mensajes y la construcción de historias en general.
Más que transmitir valores, amplía conceptos: como el de la belleza, que es algo muy relativo y no tiene que ser un fin en si mismo, ni lo único o más destacable de una persona.
El patito feo podrá ser feliz aunque no sea “bello”, o no entre en el concepto de belleza que tenga la mayoría de la gente.
Los cuentos también pueden terminar mal o sin que se casen todos.
El casamiento es una decisión más, entre tantas otras, que hay para tomar en la vida.
No se busca una homogeneidad de los personajes, eso enriquece mucho más al lector y al adolescente, en este caso.
Como reflexión final, se podría decir que si vemos el mundo con humor todo será más fácil y humano.
Y, que la realidad/ficción, siempre tiene diferentes versiones e interpretaciones, que, incluso, podrían ser complementarias.


Natja Baumstein Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario